Esta serie arranca de una residencia breve en Tequisquiapan, México. La visita al Museo arqueológico de CDMX me proporcionó además de un disfrute y aprendizaje profundo de su cultura , un nutrido número de formas que no había explorado y que se fusionan con las criaturas marinas que ya previamente había estudiado. El resultado es completamente pictórico y se aleja del lápiz con el que he trabajado tantos años pero no del color, que ya había empezado a aplicar en series como Burgess Shale Futuribilis o semillas que despiertan paisajes.