"¿Qué ve, Jerónimo, tu ojo atónito? / ¿Qué palidez de tu rostro? / ¿Ves ante ti a los monstruos y fantasmas del infierno? / Diríase que pasaste los lindes y entraste en las moradas / del Tártaro, pues tan bien pintó tu mano cuanto existe / en lo más profundo del averno."

Dominicus Lampsonius, 1532, poeta y pintor sobre el Bosco

La fascinación por El Bosco viene y va a lo largo de mi carrera, Vivo en una ciudad, Madrid en la que tenemos la fortuna de poder contemplar la mayoría de sus obras maestras. La obra del Bosco parece un fractal, por más que la contemplas una capa te lleva a otra parecida pero ligeramente distinta y así hasta el infinito. Su mundo es fluido, cuando crees que has visto todo aparece un nuevo detalle que le da un matiz a la obra inesperado. A veces creo que sigue vivo entre nosotros y cuando siente el impulso retoca sus obras añadiendo detalles.