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Germinaciones

Exposición CEART 2020

 
 

Todo comenzó cuando...

A veces cuando uno asiste a una exposición, acaba todo con un confrontamiento ordinal con la obra. Las menos en un enfrentamiento decisivo con el perpretador. A veces es una sublime decisión, condecorada satisfactoriamente. Otras las más, un escaqueo y una muestra, un ejemplo y una condena, una condena del sino herético y errático del ser.

Lo de Raquel no tiene que ver con este ámbito, no se parece en nada a lo que creéis que es el ámbito de la creación. A los que estamos forjados en los crueles mimbres de la creatividad, el trabajo del otro nos puede embargar o pasar inadvertido dependiendo del pie con el que nos hayamos levantado. Hay un cabo de la cuerda que siempre soltamos para que lo sujete el siguiente de la fila de la hambruna y todo porque el trabajo nos colma y nos ocupa todo el tiempo y es casi a contrarreloj. No nos va a dar tiempo y así debe ser.

Lo de Raquel no es así. Cada cual tiene su trabajo y resuena el surco. Y las proezas de otros nos van dando el relevo. En Raquel no. En ocasiones uno se tuerce el tobillo, le abandona la novia, está triste sin aparente razón o recae en alguna verdad relacionada con la vulnerabilidad.

Lo de Raquel es distinto. Porque Raquel es mujer en el último sentido de ser mujer. Porque Raquel trabaja, trabaja y trabaja sin bajarse del barco. Habita un lugar en el que trabajamos todos, amasamos todos, pero sin saberlo. Pues bien, ella lo hace asumiendo tanto su solitaria condición que no es consciente de la oportunidad que nos da con su obra de recuperar las entendederas que desde hace tantísimo nos van negando. Y no es una cuestión de estética ni de intención. Es cuestión de filantropía y atención. Debe ser que ella se ha parado en el territorio del sueño. Pero no se ha quedado varada y corre aprisa para enseñarnos de lo que están compuestas sus paredes y sus transiciones. Lo inmaterial. La textura por fin retratada de los sueños.

Y nos ha pillado en bragas , amontonados en la linde. Una buena nueva. Terreno de Espíritus Santos. Por fin hay alguien que vuelve del secuestro y lo cuenta, donde necesitaríamos los sentidos que e “el principio” nos fueron dados.

Hugo Pérez de la Pica

Director teatral